domingo, 3 de julio de 2011

El derecho de cura entre fronteras .

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Domingo, 19 de Junio de 2011 11:15 , EL FARO

Decía Dumas que la esperanza era el mejor médico que conocía. Quizá por eso, cientos de marroquíes cruzan cada año la frontera cargados de ella. Pero eso no es suficiente para sanarse. El sistema sanitario ceutí redobla esfuerzos para atender dentro ya de la cotidianeidad a mujeres de parto o a personas de urgencia.
Pero hay un pequeño porcentaje de casos en que esa esperanza es el primer paso de un camino que envuelve lamentos y carencias de un país en el que sin dinero no tienes posibilidades de seguir adelante. Adam espera ya en Sevilla para poder operarse del tumor de ojos que ya le había robado la visión. Ni en Marruecos ni en Ceuta tenía posibilidades de curarse. Su caso salió a la luz pública pero “cada año se tramitan traslados gracias a la colaboración de Delegación de Gobierno, el Ingesa y los hospitales receptores”, explica el presidente de la UCIDCE, Laarbi Maateis, que trabaja desde hace tiempo en mantener la esperanza de curación de las personas que llegan hasta la entidad “desesperadas”.
El pasado año, más de un centenar de casos contaron con el visto bueno del Estado español para el traslado y la atención. Muchos venían en busca de la vista, dada por perdida en un país en el que incluso los médicos recomiendan que en casos extremos se acuda a España porque cuenta con especialistas muy reconocidos, tal y como explica Maateis. Y llegamos a las arenas movedizas. Al debate de calle en el que parte de la ciudadanía recrimina un gasto extra en unas arcas que cuesta mucho trabajo rellenar. La ley se pronuncia. Concretamente la Ley Orgánica 4/2000, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social. En ella se basa la obligatoriedad de la asistencia a ciudadanos no comunitarios por parte de las instituciones españolas en casos determinados.
Pero el mayor determinante es una frontera que marca estos casos en los que unos padres, desesperados, pican a las puertas de la solidaridad de los vecinos para que atiendan a sus hijos, gravemente enfermos. “Aquí no hay que temer el denominado ‘efecto llamada’. Todo el mundo puede entender que estos casos extremos cuenten con el apoyo de las administraciones”, explica Maateis recordando que el traslado para conseguir operarse es la clave. Su entidad se ocupa en muchos casos de los gastos y cuenta con colaboradores e incluso médicos que se suman a la causa de manera altruista. En el caso de Adam, ‘Alas Solidarias’ llamó de inmediato para ofrecerse a trasladar al niño si finalmente no se solventaba el problema. Éste se ha solventado. Al igual que otros muchos. Pero siguen quedando.

Hay más casos

El de Adam no es el único caso. Cada año el Gobierno da luz verde al traslado de enfermos que requieren de manera urgente atención en la península. Ahora la UCIDCE se centra en resolver otros expedientes, los más graves los de tres niños que viven en Castillejos. Entre ellos el de una niña que estuvo ingresada en Ceuta pero le dieron finalmente el alta. Ahora un tumor en la vagina está complicándole la vida. En la misma ciudad vecina, un tumor en los labios no permite comer a un bebé al que su madre alimenta inyectándole leche con una jeringuilla por las mejillas. Y en varios establecimientos de Ceuta existen huchas solidarias para ayudar a una niña de siete años con leucemia que la ong marroquí ‘Iklaa para la cultura, la educación y el desarrollo social’ ha querido poner en manos de la UCIDCE para ver si se puede conseguir salvarla. “Somos una comunidad, no una oenegé, pero no podemos cerrar las puertas a las personas que llegan desesperadas”, concluye el presidente de la UCIDCE.

Un gasto que supera los 17 millones

¿Y quién paga todo ésto?: la gran pregunta. El INGESA factura esas asistencias. Si no hay medios económicos por parte de los pacientes, entidades como la UCIDCE ayudan a costear las operaciones y cuentan con la solidaridad de algunos facultativos. Laarbi Maateis, presidente de la entidad explica que “una milésima parte de los miles de millones que se gastan en ayuda humanitaria a otros países camuflando guerras, podría resolver este problema”. La senadora ceutí Luz Elena Sanín elevó al Senado la necesidad de firmar un convenio con Marruecos para que este país reconozca la asistencia sanitaria que reciben sus nacionales, “al igual que sucede con la asistencia a los nacionales de países dentro de la UE que con posterioridad son abonados por esas naciones”.

INGESA: “Hay recursos para atenderles con calidad y dignidad”
Desde el INGESA han dejado claro que se dispone de los suficientes recursos y dispositivos para atender “con dignidad y calidad las necesidades y demandas de los ciudadanos de Ceuta y de aquellas otras personas que, siendo ciudadanos marroquíes, acceden a esta ciudad legalmente y necesitan asistencia sanitaria”. La gerencia explica además que con los datos de actividad disponibles del primer año de funcionamiento del Hospital Universitario no se ha experimentado un incremento significativo de dichas asistencias como consecuencia de la puesta en marcha de las nuevas instalaciones.
Las cifras apuntan a que el 30 % de los partos atendidos en el hospital ceutí corresponde a ciudadanas marroquíes no residentes en Ceuta y el 15 % de las urgencias del Hospital Universitario de Ceuta son de población no residente. Una población, que el INGESA asegura, también produce su impacto en las estructuras de urgencias de Atención Primaria.

Incremento de recursos
Contra ésto, en los últimos años todos estos servicios han aumentado sus recursos “de forma superior a lo que cabría esperar en un hospital de similares características. En algunos casos, nuestros servicios están configurados, en lo que a recursos se refiere, para el doble de población a la que atienden”. Algo que desde la gerencia aseguran que “se nota en cuanto a lo moderado de las demoras para acceso a consultas y pruebas o a cirugía programada, que son de las más bajas del Sistema Nacional de Salud”.
Pero ¿cuánto gasto supone todo este despliegue de recursos “extra” para atender a los ciudadanos marroquíes que acuden a Ceuta en busca de atención sanitaria? Hace unos meses el dato era de unos 17 millones de euros desde el año 2004. Casi tres millones de euros al año. Un gasto de asistencia para el que desde el INGESA dejan claro que no existe ninguna partida presupuestaria concretamente dirigida a estos casos. “También es cierto que el gasto se refleja y se financia a través del Contrato de Gestión que cada año se remite por parte del Área Sanitaria de Ceuta, estipulado en este caso como 'Facturación a Terceros'. Y el Instituto de Gestión Sanitaria recuerda que “independientemente de la procedencia del paciente, la asistencia se factura”.

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